martes, 17 de enero de 2012

SOSO sostenido

Míranos, acabamos de entrar en el año 2065. Me acuerdo de algunas cosas:




Siempre negaré que nos conocimos a los 14 años, porque sé de sobra que el mismo 24 de Mayo de 1984 fue cuando eso pasó, pero bueno, esta vez haré un tregua... partamos de esos 14 años. Entre pitos, flautas, camisetas de la selección española y muchas horas de eliminar del campo de visión a los profesores acabamos creando a Mayumi Kimura, contactand
o con el más allá en los recreos, ávidos de arte (aún me duele el mosqueo que me pillé por querer ser "el guapo" de Bajarse al Moro a toda costa) y onanistas en pleno uso de un don a esas edades poco reconocido: LIBERTAD. Juntos subimos, no al techo del mundo, pero sí a terrazas naturales con impresionantes vistas, el nacimiento de, por mi parte al 100%, un concepto: siempre dormiríamos juntos. Y así venían, uno tras otro, los momentos, las personas, una vida a compartir: escapadas, rondas de reconocimiento en zonas de fiesta, noches veraniegas, busquedas de el mejor disfraz. Me costaba entender el porqué de u
n alejamiento poco perceptible en ciertas situaciones, pero con el tiempo aprendí a identificarlo, forma parte de esto, para mi, hombre de gran ego, hay momentos especialmente reservados. Una pluma empezaba a dibujarse en el costado. El teatro, otra vez, vuelta a los orígenes, una pasión compartida es chocolate gratis para siempre, y así nos cruzamos, con aquellas locas de cables cruzados, aquellos payasos cruzando historietas y pers
onajes amarillos de la tele. Cruzamos, y juntos. No sobran en esta historia faltas de respiración, huídas emocionales ni pérdidas que dejan un odioso evento a recordar en el timeline, pero haberlas la hay. Mierda, nos hacemos mayores. ya no manejamos los mismos conceptos, ¿qué coño es un briefing? Da igual, por cómo me lo cuentas podría ser el pestiño más sosainas del universo, yo veo ganas. Pulso el botón de subida, las puertas se abren y ahí está, generación lowcost. Puede que me hayan enseñado durante estos años a saber manejar mis herramientas sensoriales, mis emociones, canalizarlas y llenar de verdad cosas que ni por asomo me pasarían, pero soy absolutamente incapaz de hablar sobre esto sin sentir pudor, la cosa es, para de alguna manera simplificar lo verdadero, que sólo puedo darte las gracias por hacerme sentir orgullo. Sin darnos cuenta llegamos a todo lo que puedo contar de
la historia, de lo que viene después no me acuerdo, no sé... si te lo contase parecería más algo inventado que un recuerdo.




Y aquí estamos de chachara, para variar. Lo que aún no sé es si estoy hablando para mi o eres tú quien imagina esta conversación, porque quizá estoy yo sólo, o tú, o ninguno... pero me apetece pensar que estamos los dos. ¿Vamos a dar una vuelta?










No hay comentarios:

Publicar un comentario