viernes, 8 de enero de 2010

Volumen 2:




Trasnochado ya el 2009, y pasada ya casi la mitad del cuarto de siglo. Los espacios se han agrandado de manera kilométrica, es como dormir con el tic-tac de un reloj, sabes que cuando forme parte de ti lo aceptarás y dormirás... aún no me acostumbro a pegar ojo.
El armario, harto ya de oler a naftalina, lo he dejado cerca de los contenedores (un viernes, por supuesto, que es cuando se hace la recogida), así que me han regalado un vestidor que ahora estoy llenando casi al día.
Los caracoles (por hacer comparativas de algo baboso conmigo mismo) se secan al sol al perder sus caparazones. Yo nunca he visto uno echar a correr, pero seguro que lo hacen cuando descubren la existencia de otro posible hogar ante la presencia del voraz tiempo, y contra reloj no parece habernos salido mal la carrera.




Y como el tiempo no es elástico, o lo que no son elásticos son los horarios, fin de la primera parte del Volumen 2.

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